LA CUARTA RELACION.
Reflexiones sobre el niño y la televisión
Publicado en: ROMPAN FILAS, AÑO 7 , No. 35, México, D.F., 1998
PSIC. IRENE MARTÍNEZ ZARANDONA
Sinopsis
Se inicia una reflexión desde el ámbito de la Psicología, tomando como eje central la interacción niño - televisión, desde los primeros contactos, el establecimiento de la relación, y la jerarquía que el aparato tiene dentro del hogar, porque se consolida esta relación y los posibles impactos que puede tener en los procesoso cognocitivos del niño. Se parte de un modelo de comunicación sistémico, donde los elementos de la comunicación interactúan estableciéndose entre ambos un vínculo. Se habla de la relación por que ésta se halla presente desde el inicio de su vida, y viene a agregarse a relaciones que el niño establece con su madre, padre y hermanos, así como la escuela y la sociedad. Al hablar de las mediaciones familiares adquiere relevancia el papel que la familia da a la televisión y los usos e importancia que lo cual repercutirá en el tipo de relación que el niño establecerá con la televisión.
Introducción
Aunque muchos adultos recordamos el día en que la televisión llegó a nuestros hogares, en la actualidad, la mayoría de los niños, son expuestos a su presencia cotidiana desde edades muy temprana.
Los primeros estudios realizados acerca de la televisión y la población infantil, giran principalmente alrededor de los efectos que ésta produce y es a partir de los años 80s cuando se inicia el interés por sus ámbitos de recepción; en ambas temáticas se muestra el nexo creado y las pautas de interacción que se dan entre ambos elementos y que requieren ser analizadas por estudiosos del desarrollo infantil.
En el presente documento se pretende iniciar una reflexión desde el ámbito de la Psicología, tomando como eje central la interacción niño-televisión, desde los primeros contactos, el establecimiento de la relación, y la jerarquía que el aparato tiene dentro del hogar, porque se consolida esta relación y los posibles impactos que puede tener en los procesoso cognocitivos del niño.
Se parte de un modelo de comunicación sistémico, donde ambos elementos de la comunicación interactúan estableciéndose entre ambos un vínculo desde el cual esta relación adquiere su relevancia, pues se considera que las pautas de comunicación que el niño aprende no se limitan a los aspectos verbales sino que comprenden una serie de aprendizajes involucrados en el contexto donde se da la relación y los mensajes que a nivel no verbal se comunican.
Es importante que estudiosos del desarrollo infantil, consideren las características de este proceso socializante en el que se involucran el niño, la familia y el fenómeno llamado televisión. Es intención del presente trabajo ofrecer algunas reflexiones desde el ámbito psicológico, que lleven a una comprensión del lugar que ocupa la televisión en la red de relaciones que el niño establece con su entorno y lo constituyen como sujeto. Alertando sobre el riesgo que se corre la programación ofrecida a los pequeños es inadecuada siguiendo intereses de tipo comercial exclusivamente.
¿Por qué la cuarta relación ?
Son varios los autores en el campo de la Psicología, que han hecho aportaciones al conocimiento, de como las primeras experiencias en la vida del niño son inicio, causa o razón de la personalidad e idiosincrasia del adulto, de sus pautas conductuales individuales, sus relaciones interpersonales, su organización grupal, etc. Autores que postulan que la formación del niño es la estructura del hombre y que conocer el desarrollo infantil y los factores que lo influyen en sus primeras vivencias ayuda a tener una comprensión más cabal del lugar que éste tendrá en la sociedad futura.
La información teórica acumulada al respecto y en la que coinciden diversos autores como Rene Spitz, Sigmund Freud, D.W.Winnicott, Melanie Klein por solo citar a los mas más conocidos, centra la formación del individuo dentro de tres principales tipos de relación:
1.- La relación madre - hijo
2.- La relación del niño con su padre y hermanos, es decir, su
ámbito familiar
3.- La relación del niño y la sociedad
estando todos de acuerdo en que estas experiencias imprimen un sello definitivo en la vida del futuro adulto y el papel que éste jugará en la sociedad, conformándose vínculos a niveles conscientes e inconscientes en un continúo que lo forma como un individuo social.
Esta conjugación de experiencias debemos estudiarlas como un proceso de socialización que comienza con la primera relación del niño y su madre, en lo que René Spitz denomina el primer organizador de la mente.
La criatura que en un principio es sólo un cúmulo de sensaciones y desconoce incluso sus propios límites, establece un primer contacto con otro ser humano, la madre o la persona que hace las labores de maternaje, la cual a través del cuidado directo, la alimentación, la estimulación sensoperceptual, su amor y ternura lo lleva desde la vivencia centrada en sí mismo, al interés por el mundo externo que lo rodea,
Posteriormente estas experiencias se amplían en complejidad y diversidad, con la presencia del padre, a través del cual se ubica en su identidad personal y sexual; la relación con hermanos y parientes que lo colocan dentro de una dinámica familiar y en una tercer tipo de relaciones que integra a personas del vecindario, la escuela, comunidad religiosa, etc. las cuales lo insertan de esta manera en la vida social y lo determinan en los diversos roles que desempeñará a lo largo de su vida.
El estudio de la personalidad también debe tomar en cuenta la interacción del individuo y el ambiente que lo rodea, por lo que en este artículo se considera importante introducir un nuevo tipo de relación, que en la actualidad se da de forma simultánea al proceso de socialización antes descrito y que es la relación del niño y las máquinas. Estas han pasado a formar parte integrante de la vida de los pequeños cada vez con mayor frecuencia e intensidad.
Esta nueva relación caracteriza el desarrollo de los niños de este fin de siglo, que se ven influenciados cuando no determinados por el contacto e interacción con aparatos ratos eléctricos, computadoras, juguetes magnéticos y electrónicos, etc. que hoy en día proliferan en gran parte de lo hogares. Esta influencia se ejerce también de manera sobresaliente por los medios masivos de comunicación como: la radio, las historietas, el cine y de una manera preponderante por la televisión.
La televisión a la que en el presente ensayo consideramos como la cuarta relación, ha penetrado en la mayoría de los hogares, abarcando prácticamente la escala social, ya que es común encontrarla hasta en los hogares más humildes de países subdesarrollados, siendo hoy en día el aparato electrónico o medio de comunicación que mas contribuye a formar al hombre que regirá el siglo XXI, y que tiene la posibilidad de lograr satisfacciones directa e indirectamente a muchas necesidades del hombre contemporáneo.
Esta experiencia vivencial entre el niño y la televisión que conforma la cuarta relación, viene desde hace varias décadas influyendo en la vida y mente de millones de niños, especialmente en la actualidad que han visto enriquecida su cultura televisiva a través de nuevas tecnologías como son: los ataris, videos, computadoras, televisión interactiva, etc.
Establecimiento de la relación.
Una primera consideración al hablar de la relación que el niño establece con la televisión es que ésta se halla presente desde el inicio de su vida, el aparato es parte integrante del mobiliario del hogar, por lo que está ahí desde que el niño nace, probablemente antes que muchos objetos más necesarios.
Crece junto a ella, incluso es común ver a muchas madres realizar los cuidados y amamantamiento de sus hijos frente a un televisor y arrullarlo con sus sonidos, como música de fondo.
El conocimiento del bebé está en ciernes y capta todos los estímulos que ofrece el medio ambiente y los integra en la matriz que regirá sus experiencias futuras, el tono, la luminosidad, los sonidos característicos de programas y comerciales, el colorido en caso de que sea televisión a colores, serán junto con la voz de su madre, padre y hermanos la base que conformará en su memoria estas primeras as representaciones del ambiente exterior.
El infante no solo mama y come sino que percibe aquello que está en el ambiente invitándolo a conocer, por ello las imágenes visuales y auditivas son una estimulación que enriquecen su fantasía y sus capacidades perceptuales.
La televisión influye al núcleo familiar, gran parte de las interacciones familiares se dan con y frente a ella. No es extraño que las comidas y conversaciones giren alrededor de su programación, que se la utilice como premio y castigo según el comportamiento de los niños, y que muchas tensiones y conflictos se sobrelleven mirando todos hacia el televisor
En muchos hogares la exposición a la televisión es casi constante, ya sea que todos los miembros la atienden directamente o como segunda actividad es decir como: fondo a las conversaciones, a las lecturas probablemente cada vez más escasas, los quehaceres del hogar, los juegos y tareas del niño, etc. es como el telón de fondo o parte de la escenografía sonora y visual que sirve de marco a la vida familiar cotidiana.
Así la mayoría de los niños percibe su presencia, dentro de las costumbres y cultura que está introyectando, mismas que le sirven de mediaciones frente a ella y lo determinan como receptor de los mensajes vertidos por la televisión, autores como Mercedes Charles y Guillermo Orozco mencionan que en realidad las personas no están inermes frente a los mensajes de los medios, sino que existen un cúmulo de mediaciones, que determinan el como se reciben los mensajes vertidos en la televisión y formas personales de resignificación de los contenidos.
En este sentido al hablar de las mediaciones familiares adquiere relevancia el papel que la familia da a la televisión y los usos e importancia que se le den ya que esto repercutirá en el tipo de relación que el niño establecerá con la televisión.
Jerarquía de la relación.
La televisión representa para el niño un objeto de gran status y rango distintivo entre otros objetos del hogar, pronto aprende que los adultos, que son sus modelos e ideales a seguir le prestan una gran atención, de alguna manera el niño percibe como los silencia, controla y capta su atención, hay momentos en que nada es más importante que lo sucedido en la pantalla e indudablemente que el niño observa, aprende y copia estas actitudes.
Incluso la televisión logra en ocasiones inmovilizar la dinámica familiar, con lo que se pierden interacciones personales pues todas las energías e intereses confluyen hacia el aparato en un determinado momento, mostrándole al niño pequeño que se inicia en el conocimiento del mundo, que esa caja tiene poder sobre sus padres y que forma una parte muy especial de la vida familiar. Situación que incluso puede representar para el niño un problema de rivalidad ya que tiene que competir frecuentemente con ella, por la atención de padres y hermanos.
El niño aprende a captar las imágenes y la información, en un momento preciso, por que éste es fugaz, no se detiene, tal vez nunca vuelva a repetirse y necesita aprovecharla. Capta con fruición lo que le ofrece la pantalla pues las imágenes desaparecen tan pronto como aparecen y en ese fluir queda atrapado.
La fascinación por las imágenes y sonidos de la televisión es común en los niños y los lapsos de atención que le prestan están acordes con la maduración de su sistema nervioso, cuanto mayor y mas completa sea su maduración tendrá mejor capacidad de prolongar los tiempos de atención y concentración..
El niño vive lo inmediato, lo presente y en ese sentido ante la competencia de intereses por parte del juego y la televisión se inclinará probablemente por lo que requiere de menor esfuerzo, la experiencia pasiva pero estimulante y fugaz de ésta última. Y en la rapidez es necesario captar todo, si no tiene elementos de análisis no hay posibilidad de diferenciar mensaje y ruido, ni diferencia la información pertinente de la que no lo es.
Consolidación de la relación .
Existen características de la televisión que hacen que la relación que el niño establece con ella se consolide y resulte tan gratificante, como la posibilidad que ofrece de manejarla a través de botones, así el niño ve un proceso instantáneo de causa- efecto, directo entre sus acciones en el mando o control y los cambios en el sonido y la imagen. Esto implica un cúmulo de nuevas expresiones, la pantalla se distorsiona, se raya, cambia, etc. ante su voluntad, lo cual fascina a un niño que normalmente se enfrenta la rigidez e inamovilidad del mundo adulto.
La televisión ofrece al niño elementos fascinantes que lo diferencian de otros objetos: se dinamiza por el uso de un botón, cobra vida al momento y ofrece sonido y colores, la imagen a través de ese mismo botón se vuelve algo frío, silencioso y extremedamente inútil que pierde su magia y posibilidad de encantar con su misterio y se convierte en un simple objeto que ocupa espacio.
Aprende que a diferencia de los humanos, la relación con el aparato depende de una voluntad, la de la persona (que puede ser él mismo) que lo enciende o apaga que en muchos casos donde no existe control por parte de los padres, es él mismo quién manipula, acepta o rechaza la interacción confiriéndole una sensación de dominio y status frente al aparato, situación que no vive probablemente en otras relaciones.
La televisión que por momentos es o parece un "objeto vivo", permite al niño pequeño la sensación de poder destruirlo o desaparecerlo sin que esto suceda realmente, sin que la ejecución tenga una repercusión y resultados dramáticos, pues con un nuevo esfuerzo de voluntad, apretando un botón ésta vuelve a "revivir", en una relación ambivalente que refuerza los sentimientos de omnipotencia del niño.
Otro aspecto que refuerza la relación de los niños con la televisión es que ésta es el "amigo" que siempre está, cuyas figuras (anunciantes, locutores) parecen buenas, afables, la mayoría de apariencias bellas y bien cuidadas, le hablan con palabras optimistas, y presentando programas con finales felices, creándole un clima de tranquilidad y de recompensas positivas, que repercute en una relación satisfactoria que cada vez puede consolidarse más.
Influencia en los procesos cognocitivos.
La televisión a los ojos del niño es un ente especial, un objeto material que vive y habla, cuyo misterio está dentro y es conocible por el sonido, la luz, el color, las formas y el movimiento. Probablemente en un inicio para el bebé es difícil distinguir entre las percepciones de la realidad y las imágenes y situaciones que percibe dentro de la pantalla, especialmente los rostros que pueden parecer al niño, pequeño similares a los rostros de los adultos que lo rodean.
A lo largo de los primeros meses de vida conforme madura su visión, audición, tacto y percepción, éstos le indican que lo visto y oído en la televisión son cosas distintas de la realidad y que existen diferencias esenciales entre un rostro televisivo y otro real, pero aún ignoramos como se da este paso importante en el proceso evolutivo del conocimiento. Es necesario continuar los estudios que Rene Spitz realizó sobre el reconocimiento del rostro humano, por parte del niño y ampliarlos para conocer el proceso que se da hasta lograr la diferenciación entre un rostro en televisión y uno en la vida real.
Si bien el niño logra en sus primeros años diferenciar entre las dos percepciones de la realidad y la pantalla, no es tan sencillo que haga la distinción en cuanto al contenido que le transmiten las imágenes. Los hechos que ve, las circunstancias que rodean las historias, los comerciales, los efectos de las acciones, la consecución de metas, lo mensajes implícitos, etc. todo ello incluye experiencias que no son sencillas de reconocer y discriminar.
Es probable que este proceso de diferenciación entre imagen y realidad y el distanciamiento en la recepción de los mensajes, no es logrado por muchos niños televidentes, incluidos adolescente y adultos que pretenden que lo visto en la pantalla suceda de manera similar en la vida diaria, lo cual justifica la necesidad de iniciar desde la escuela primaria o elemental, a los pequeños en una alfabetización audiovisual, que los capacite para identificar como es utilizado el lenguaje audiovisual en la construcción de los mensajes.
Otro aspecto a mencionar en el ámbito cognocitivo es la adquisición de los conceptos de tiempo y espacio, En la pantalla el tiempo transcurre las personas se mueven y desplazan en sus lugares de una manera tangible, se establecen historias donde hay pasado , presente y futuro y en algunas de ellas se alternan de forma arbitraria estos tiempos, el movimiento en escena transmite el dominio del personaje sobre su espacio, su territorio y éste es diferente al del televidente, lo que permite la vivencia de nociones temporales y espaciales simultáneas.
Como se ha mencionando a lo largo de este trabajo se requieren mayores investigaciones para conocer el proceso como el niño diferencia entre imagen y realidad tampoco para integrar su tiempo real y el tiempo en el que transcurre la historia que le narra la televisión, el espacio real y los diferentes lugares interiores, exteriores, cercanos y lejanos que las diversas imágenes le muestran.
La comprensión de los procesos temporales y espaciales probablemente se enriquecen con los productos televisivos ya que el lenguaje audiovisual permite la representación de diferentes épocas y la posibilidad de vivir la retrospectiva y el futurismo y de una manera especial la experiencia de vivir un tiempo real propio y el tiempo que puede abarcar horas o siglos a través de la pantalla.
Conclusiones.
Dada la importancia que día a día adquiere la televisión, en este trabajo se ha enfatizado la importancia de acercarnos al estudio de la relación misma que se establece entre el niño y ésta, ya que a través de la pantalla recibe estimulación sensoperceptual, informativa, emocional, etcétera y es fácilmente observable la habilidad de las nuevas generaciones en el manejo de imágenes visuales y auditivas.
Se introdujo el término "la cuarta relación" al referirse al fenómeno televisivo porque además de los padres, hermanos, familia extensa, escuela, barrio, etc. los niños está_ siendo formados desde la estructura misma de su ser, a través de la de las nuevas tecnologías especialmente la televisión.
Desde el inicio de la vida del bebé el sonido las luces y el colorido de la pantalla impregnan las viviencias infantiles quedando esta experiencia en la matriz de su contacto con la vida.
El niño consolida esta relación porque la televisión satisface necesidades de manipulación, comunicación, estimulación intelectual y emocional, reforzada por las actitudes afectivas de los presentadores y personajes con los que el niño establece lazos de identificación y cariño.
Los adultos debemos reflexionar sobre nuestras pautas conductuales en relación con los hábitos y preferencias televisivas, somos responsables e incitadores al consumo indiscriminado de ésta, sin preocuparnos de adquirir una verdadera cultura audiovisual que nos permita ser usuarios más selectivos y críticos de mensajes.
Existen aspectos en los cuales la televisión puede ser un gran aporte al desarrollo cognocitivo del niño como: es la capacidad de mantener su atención y la adquisicion de las nociones temporales y espaciales y que se considera que deben ser reconsideradas ante las experiencias televisivas que actualmente viven los niños.
Así mismo es indispensable iniciar investigaciones más profundas para conocer el proceso a través del cual el niño logra la distinción entre imagen y realidad, no solo a nivel perceptivo sino también a nivel de la discriminación del contenido de los mensajes.
Se pretende que estudiosos del desarrollo y productores de material dirigido a población infantil la importancia de la televisión en la vida del niño, por lo que debe recapacitarse sobre los beneficios que puede aportar el contacto de esta relación, y aprovechar mejor esta riqueza y estimulación, contribuyendo con materiales de calidad, en cuanto a la producción y el contenido, a la formación de los niños cuya vida actual y futura se ve impregnada cada vez más de imágenes visuales y sonoras.
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